BETHESDA, Maryland, 17 de septiembre de 2019 /PRNewswire-HISPANIC PR WIRE/ — Dos procedimientos quirúrgicos usados para corregir el prolapso vaginal -uno consiste en extirpar el útero y el otro sostiene el útero con una malla- tienen resultados comparables a los tres años de realizados, según un nuevo estudio financiado por los Institutos Nacionales de Salud (NIH). A la fecha, el ensayo clínico aleatorio ofrece la comparación de los procedimientos de mayor largo plazo y los investigadores continuarán con el seguimiento de las pacientes por un período de cinco años. El estudio aparece en la Revista de la Asociación Médica Americana (Journal of the American Medical Association) y fue financiado por el Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano (NICHD) Eunice Kennedy Shriver y la Oficina de Investigación sobre la Salud de la Mujer de los NIH.
«Estos hallazgos ofrecen información importante para las mujeres que se sometieron a estos procedimientos y para los médicos encargados de su atención y tratamiento», afirmó la Dra. Donna Mazloomdoost, una de las autoras del estudio y directora del programa de la Red de trastornos del suelo pelviano del NICHD, que respaldó el estudio.
El prolapso vaginal es un trastorno del suelo pelviano que se produce cuando los músculos de sostén se debilitan y los órganos pelvianos presionan hacia abajo sobre la vagina, que a veces llega a sobresalir por la abertura vaginal. Esta enfermedad es más común a medida que la mujer envejece.
Tradicionalmente, los cirujanos tratan el prolapso vaginal extirpando el útero, lo que permite el acceso a ligamentos pelvianos profundos, como los ligamentos uterosacros. De este modo, la parte superior de la vagina puede fijarse a esos ligamentos en un procedimiento que se conoce como suspensión a ligamentos uterosacros. Otros procedimientos, como la histeropexia con malla, no requieren la extirpación del útero y en lugar de ello se utilizan mallas para suspender el útero y los órganos de la pelvis para corregir su descenso. Sin embargo, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE. UU. detuvo la venta y distribución de kits de mallas para la reparación del prolapso vaginal el 16 de abril de 2019 por cuestiones de seguridad, después de la finalización de este estudio.
El Estudio de procedimientos para el prolapso uterino – Ensayo aleatorio (SUPer) (Study of Uterine Prolapse Procedures – Randomized Trial, SUPeR) es un ensayo clínico aleatorio en el que participaron 183 mujeres posmenopáusicas en nueve centros en todo Estados Unidos. Noventa y tres mujeres, seleccionadas en forma aleatoria, se sometieron a una histeropexia con malla y noventa mujeres, también seleccionadas en forma aleatoria, se sometieron a una histerectomía con suspensión a ligamentos uterosacros.
Los investigadores compilaron una tasa de fracaso para cada procedimiento usando un examen estándar llamado sistema de cuantificación del prolapso de órganos pélvicos y si las mujeres presentaron nuevos síntomas de prolapso o necesitaron otro tratamiento para el prolapso (es decir, otra cirugía o el uso de un dispositivo de sostén llamado pesario). El equipo de investigación determinó que después de tres años, la histeropexia con malla tuvo una tasa de fracaso del 26%, mientras que la histerectomía tuvo una tasa de fracaso del 38%. La diferencia entre las dos tasas carece de importancia estadística, según los autores.
«Se necesitan más investigaciones de largo plazo para determinar si un procedimiento es mejor que el otro», dijo Charles W. Nager, autor principal del estudio y jefe del Departamento de Obstetricia, Ginecología y Ciencias de la Reproducción de UC San Diego Health. «Tras el período de seguimiento de cinco años, volveremos a analizar los resultados».
No se encontraron diferencias en los resultados indicados por las pacientes en cuanto a dolor postoperatorio, dolor pelviano e imagen corporal. Porcentajes similares en cada grupo indicaron un alivio «mayor» o «mucho mayor» de los síntomas (90% de las pacientes sometidas a una histeropexia con malla y 89% de las pacientes sometidas a una histerectomía), cuando se las consultó tres años después del procedimiento. Además, ambos grupos indicaron mejoras en la función sexual y menor incidencia de sexo con dolor (dispareunia).
El equipo de investigación no encontró diferencias importantes en efectos adversos, como infecciones de las vías urinarias e incontinencia, entre los dos grupos. El grupo con la histeropexia con malla tuvo una tasa de exposición de la malla del 8%, lo que significa que la malla podía verse a través de la pared vaginal. Para algunas mujeres, esto no presenta síntomas, pero para otras causa dolor, sangrado u otros problemas. Ninguna de las mujeres en este estudio necesitó cirugía por complicaciones relacionadas con la malla. El equipo de investigación tampoco observó problemas importantes con el tejido uterino en el grupo con la malla durante los tres años de seguimiento. La cirugía para la histeropexia con malla fue alrededor de 45 minutos más corta que la histerectomía (en promedio 111.5 minutos frente a 156.7 minutos).
REFERENCIA:
Nager CW y otros, Effect of vaginal mesh hysteropexy vs vaginal hysterectomy with uterosacral ligament suspension on treatment failure in women with uterovaginal prolapse: a randomized clinical trial. Journal of the American Medical Association DOI: 10.1001/jama.2019.12812 (2019)
Acerca del Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano (NICHD) Eunice Kennedy Shriver: El NICHD lidera la investigación y la capacitación para comprender el desarrollo humano, mejorar la salud reproductiva y las vidas de niños y adolescentes y optimizar capacidades para todos. Para obtener más información visite http://www.nichd.nih.gov.
Acerca de los Institutos Nacionales de Salud (NIH): Los NIH, la agencia nacional de investigación médica, incluyen 27 institutos y centros y forman parte del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos. Son la principal agencia federal que lleva a cabo y apoya la investigación médica básica, clínica y traslacional, y están investigando las causas, tratamientos y curas tanto de enfermedades comunes como raras. Para obtener más información sobre los NIH y sus programas, visite http://www.nih.gov.
FUENTE Eunice Kennedy Shriver National Institute of Child Health and Human Development