SAN FRANCISCO, 15 de noviembre de 2021 /PRNewswire-HISPANIC PR WIRE/ — El 9 de noviembre, Mexicali Resiste dirigió a docenas de activistas, incluidos representantes de Alcohol Justice, en una marcha contra el gigante de la industria del alcohol Constellation Brands para salvar a tres compatriotas de dudosos cargos presentados ante la corte mexicana. Dichos cargos derivan del trabajo realizado por Mexicali Resiste hace cuatro años para evitar que Constellation, una corporación con sede en EE. UU. y con oficinas en San Francisco, adquiriera derechos de agua exclusivos en el Valle de Mexicali, que se encuentra azotado por la sequía. Este juicio es solo el último ataque en una continua lucha contra la posesión de los acuíferos por parte de las grandes corporaciones de la industria del alcohol, una lucha que ya registra un número de bajas. El juicio está actualmente programado para el 16 de noviembre.
«No podemos pretender que el daño causado por el alcohol es meramente algo físico que le ocurre a los bebedores», comentó Cruz Avila, director ejecutivo de Alcohol Justice.«Cuando se involucra la poderosa industria del alcohol, el asunto se convierte en un daño económico. En un daño político. Es otra muestra de la opresión y la explotación que ha proyectado una larga sombra en los Estados Unidos y sus vecinos».
La marcha de San Francisco se llevó a cabo con el fin de instar a boicotear a Constellation y exigirle a la compañía que utilice su excesiva influencia —está actualmente en medio de negociaciones con la administración del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador para abrir una nueva fábrica en otro lugar de México— para que se retiren los cargos contra los manifestantes de Mexicali por el agua. El grupo, que reunió a organizaciones tanto de México como de los EE. UU., ocupó de manera pacífica la acera frente al edificio donde opera Constellation, en 101 Mission St., para que los miembros afectados pudieran hacerse escuchar.
«Instamos a Constellation Brands a detener sus planes de construir gigantescas cervecerías en lugares gravemente afectados por crisis hídricas», sostuvo Brenda Villanueva, directora de Programa para Pueblo y Salud.«Sería mejor que este preciado recurso natural fuera utilizado por las personas para beber y cultivar alimentos en lugar de elaborar más bebidas alcohólicas que saturan y perjudican a nuestra juventud y a otros miembros de nuestra comunidad».
En 2015, el gobernador de Baja California le concedió a Constellation Brands derechos para explotar el acuífero en Mexicali a fin de utilizar el recurso en una nueva fábrica. Los detalles del contrato quedaron ocultos tras cláusulas de confidencialidad, pero se proyectaba que la producción de la planta fuera de más de 4 millones de botellas de cerveza, y los expertos estimaron que para ello habría consumido hasta un 25 % de la reserva disponible de agua.
«Denunciamos la criminalización de los activistas de Mexicali Resiste por elegir proteger el elemento más sagrado para la supervivencia y una calidad de vida digna: EL AGUA», dijo Mayra Jimenez, directora de Promoción de Alcohol Justice. «Denunciamos a Constellation Brands por mercantilizar el agua en una región que está enfrentando una grave escasez hídrica. ¡Es una catástrofe ambiental!»
La indignación local alcanzó su punto máximo en 2017, cuando más de 12,000 residentes de Mexicali salieron a las calles, incluidos los miembros de Mexicali Resiste que hoy son juzgados. Tras las protestas, fueron acusados de «expropiación de edificios estatales» y «privación de libertad de la policía». Posteriormente, los investigadores los absolvieron de los cargos, pero este año, cuando Constellation empezó a buscar un nuevo lugar para establecer la planta, el congreso de Baja California de pronto decidió anular la decisión de la policía y volver a presentar los cargos.
Los riesgos son altos, tanto para los manifestantes como para las comunidades afectadas en la frontera entre Estados Unidos y México. Para los miembros de Mexicali Resiste, el riesgo consiste en que enfrentan cargos que el gobierno mexicano considera lo suficientemente importantes como para justificar la detención durante el juicio, el cual puede durar varios años. Para los grupos indígenas y comunitarios que mantienen la lucha contra la monopolización del agua en México, se suman sanciones estatales para los esfuerzos existentes a fin de atenuar la resistencia.
«Los objetivos son infundir miedo a aquellos que todavía no se han convertido en manifestantes», sostuvo Jesús Galaz Duarte, miembro de Mexicali Resiste y uno de los tres activistas que enfrentarán juicio el día jueves, en una declaración publicada en YouTube.
Ese miedo ya está allí. Óscar Eyraud Adams, miembro del pueblo Kumiai de Baja California y residente de Tecate (al oeste de Mexicali), luchó contra el desvío de los suministros de agua de los agricultores locales hacia la cervecería Heineken en dicha ciudad. Fue asesinado en la calle en septiembre de 2020. El pueblo Yaqui del estado vecino de Sonora ha tenido experiencias similares, con numerosos activistas asesinados en o cerca de Ciudad Obregón. Ahora, Constellation Brands busca ampliar sus instalaciones de Ciudad Obregón —y, por lo tanto, su explotación del suministro de agua— con la sangre de aquellos activistas aún fresca en las calles. Ahora, con la reapertura del juicio contra Mexicali Resiste, a los activistas mexicanos se les dice en términos muy claros que no recibirán protección del gobierno.
«Elegir criminalizar la lucha por los derechos humanos es un crimen contra las personas», añadió Jimenez. «Los funcionarios del gobierno que permiten este nivel de extracción corporativa son cómplices de crímenes contra la humanidad en ambos lados de la frontera. Nos LEVANTAMOS y LUCHAMOS por la JUSTICIA porque todos somos Mexicali Resiste».
A medida que las devastadoras sequías paralizan el oeste de los Estados Unidos y México, las industrias de alto consumo hídrico como la de elaboración de cerveza a escala industrial adquieren un semblante nuevo y mucho más siniestro. El acuífero del Valle de Mexicali se alimenta en gran parte por las aguas del Río Colorado, que han sido reclamadas en su mayoría por estados de EE. UU. mucho antes de que lleguen a la frontera. Según los investigadores, el acuífero fue sobreexplotado en 456 millones de metros cúbicos —el agua suficiente para llenar 50 Levi’s Stadiums— en 2015, un sobregiro que sin duda ha aumentado durante la sequía.
A medida que el nivel de la capa freática disminuye, el agua que se usa para elaborar la cerveza se convierte en un recurso extraído, semi o incluso no renovable, como el petróleo, los minerales, el carbón o la madera. En el caso de Constellation, que gracias a las medidas antimonopolio tiene derechos para vender Corona, Pacifico y Modelo en los Estados Unidos pero no en México, este es el clásico caso de explotación de recursos: las compañías estadounidenses extraen los recursos hídricos de México y luego los envían de vuelta a través de la frontera.
Sin embargo, el agua sigue siendo un recurso único. Es el único recurso que el cuerpo humano necesita para sobrevivir. Por lo tanto, la pérdida de recursos hídricos constituye una amenaza existencial dondequiera que ocurra, a menudo adquiriendo la forma de disturbio social.
«No se puede ignorar lo que esto significa para el futuro de ambos países», señaló Avila. «Para cualquier país, en realidad. La justicia para los miembros de Mexicali Resiste, la seguridad para los residentes de los estados de la frontera mexicana, la responsabilidad de la poderosa industria del alcohol y el acceso al agua no son asuntos independientes. Son distintas caras de un mismo problema, y afectan a todos en el oeste».
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FUENTE Alcohol Justice