50 años de investigación y tratamiento de la diabetes
Perspectivas de médicos, investigadores y pacientes sobre cómo las últimas cinco décadas han cambiado lo que sabemos acerca de la diabetes y cómo las personas viven con la enfermedad
BOSTON, 6 de junio de 2015 /PRNewswire-HISPANIC PR WIRE/ — Desde la forma en que las personas miden sus niveles de glucosa hasta el tiempo que uno espera vivir, casi todo ha cambiado durante los últimos 50 años para los estadounidenses con la diabetes. Un simposio especial celebrado durante las 75mas Sesiones Científicas de la Asociación Americana de la Diabetes ofrece una mirada retrospectiva a lo que han aprendido los médicos e investigadores y cómo han cambiado las vidas de pacientes durante las últimas cinco décadas.
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«Han transcurrido cosas durante los últimos 50 años que claramente han hecho la vida mucho mejor para las personas», dijo Fred Whitehouse, MD, jefe de división emérito del Henry Ford Health System en Detroit, quien lleva la misma cantidad de tiempo en tratar a personas con diabetes.
Por ejemplo, cuando Whitehouse comenzó a ver a pacientes, la única opción para el tratamiento de la diabetes tipo 1 fue inyectar insulina animal proveniente de vacas y cochinos que a veces causó reacciones adversas en las personas. Hoy en día, se utiliza la insulina humana producida por microorganismos, una diferencia importante pues no solo se producen menos reacciones adversas, sino que también no hay problema con que se acabe, dijo. Es más, ahora hay insulinas de acción rápida y prolongada y una variedad de sistemas de suministro, incluso bombas de insulina, que mejoran la precisión y comodidad a la vez que refuerzan el control de la glucosa en la sangre y reducen la hipoglicemia.
La forma en que se miden los niveles de la glucosa también ha cambiado de forma dramática, explicó Whitehouse. Mientras que antes la única manera de evaluar el control de la diabetes era detectar la presencia de azúcar en la orina de las personas, hoy en día hay maneras más numerosas y más precisas de examinar los niveles de la glucosa en la sangre, incluyendo el A1C no invasivo que mide el nivel medio de glucosa en la sangre durante un periodo de tres meses. «Esto nos proporciona un indicador conveniente para mostrar si la persona va por buen camino o no», dijo Whitehouse.
Sin embargo aún falta mucho por hacer, notó. «Ha habido muchos cambios, la mayor parte en términos positivos, pero lo que quiere la gente es una cura y no la tenemos todavía».
Daniel Porte, Jr., MD, ha estado realizando investigaciones de la diabetes durante más de 50 años, y ha presenciado un cambio radical en cuánto se conoce acerca de los mecanismos implicados en la diabetes. Él recuerda cuando la endocrina y los sistemas nerviosos se consideraban totalmente ajenos, cuando la glucosa se consideraba el único regulador de la insulina y cuando había un solo método para administrar la insulina. Mientras que los investigadores han aprendido mucho sobre la diabetes durante los últimos 50 años, incluyendo cómo se desarrolla, cómo prevenirla o retardarla, y cómo afecta el resto del cuerpo, todo ello prácticamente desconocido en los años 60, tal vez la lección más importante, dijo, es que el fruto de la investigación no se madura de la noche a la mañana.
«Para poder comprender la enfermedad, hay que realizar investigaciones básicas», explicó Porte, profesor de la University of California, San Diego, y profesor emérito de la University of Washington. «Pero tiene que ser paciente porque toma mucho tiempo para hacer la transición de la investigación básica al impacto clínico».
«Por ejemplo», dijo, «los fármacos que usamos ahora para tratar la diabetes se estudiaron por primera vez hace 30 o 40 años. Y hay muchos más que el uno o dos que se usaban en los años 70».
En el tiempo que Porte lleva investigando la diabetes, la disciplina ha pasado de tomar sencillas mediciones de hormonas a investigaciones cada vez más complejas que se adentran en la interrelación entre hormonas y el sistema nervioso, un área que se sigue explorando para nuevos descubrimientos. «Este año, por increíble que me parezca», dijo, «se descubrió que la insulina enviada al sistema nervioso central no solo se realimenta por el cerebro, también afecta la producción de glucosa. Regula las células insulares, originando la integración total del sistema endocrino y el sistema nervioso. Se tardaron 40 años para que esto se descubriera».
Estos descubrimientos no solo nos ayudaron a desarrollar mejores tratamientos para la diabetes, explica Porte, también pueden ayudar en el tratamiento de otras enfermedades, tales como enfermedad de Alzheimer. «Ahora creemos que quizás la acción deteriorada de la insulina en el sistema nervioso central sea responsable por los cambios de comportamiento que observamos en pacientes con Alzheimer», dijo.
Michael Brownlee, quien ha experimentado la vida como una persona con diabetes, médico e investigador, dijo que el hilo que tiene unidos a todos los tres papeles juntos es la cuestión de las complicaciones de la diabetes.
«La razón por la que la diabetes es un problema de salud grave son las complicaciones», señaló Brownlee, titular de la cátedra Anita y Jack Saltz en investigación de la diabetes y director asociado para ciencias biomédicas en el Centro de Investigación de la Diabetes de la Facultad de Medicina de Albert Einstein College. «De no haber complicaciones, la diabetes sería como el hipotiroidismo y otras enfermedades de fácil control. Se toma una pastilla para remplazar la hormona y todo está bien. No supondría un problema de salud pública que cuesta miles de millones de dólares en cuidados cada año y que requeriría miles de millones de dólares en investigaciones».
Brownlee, diagnosticado con diabetes tipo 1 a la edad de 8 años, ha padecido las dos complicaciones graves potencialmente mortales de esta enfermedad, cetoacidosis e hipoglicemia severa, pero ningunas de las complicaciones crónicas que producen ceguera, fallo renal y ataque cardiaco. Él recuerda que cuando solicitó admisión a la facultad de medicina, la expectativa de vida era de 40 a 50 años para solo la mitad de las personas con la diabetes tipo 1. Algunas escuelas no se mostraron dispuestas a admitirlo porque «no iba a poder ejercer medicina toda su vida», dijo. «Dijeron que preferían dar la plaza a alguien con esperanza de vida normal. Afortunadamente, los avances en investigación y tratamiento de la diabetes han hecho estas viejas estadísticas obsoletas».
La investigación de Brownlee de los mecanismos que causan complicaciones diabéticas ha creado un cambio de paradigma en el campo. Observó que hasta 1993, las complicaciones diabéticas, tales como enfermedad ocular y renal, se consideraron consecuencias de la diabetes, en lugar de elevados niveles de glucosa en la sangre. «Antes del estudio de Prueba de Control y Complicaciones de la Diabetes (Diabetes Control and Complications Trial, DCCT) publicado ese año, el dogma general decía que la diabetes causaba tanto cambios metabólicos como complicaciones, que no tenían nada que ver el uno con el otro. Eran dos manifestaciones paralelas de la enfermedad sencillamente», dijo.
«Ahora sabemos que niveles prolongados de glucosa aumentan el riesgo de complicaciones oculares y renales asociadas con la diabetes, y al mantener un control más estricto de los niveles de glucosa en la sangre se reduce este riesgo», dijo. «También aprendimos del EDIC, el estudio que siguió al DCCT, que los efectos adversos de niveles de glucosa en la sangre tempranos duran años después de mejorar los A1C, un fenómeno llamado ‘memoria metabólica'». Un importante enfoque de esta investigación en curso es identificar los mecanismos responsables por la memoria metabólica.
Kathryn Ham, que cumple 86 años esta semana, ha visto cambios tremendos en el tratamiento de la diabetes durante sus 78 años con la diabetes tipo 1. Pero también cree firmemente en la importancia de dejar ciertas cosas como están, como, por ejemplo, cuando se administra insulina cada día y cuando revisa sus niveles de glucosa en la sangre. Ese tipo de disciplina, dijo ella, significa no hacer errores u olvidarse de tomar su insulina.
«Cada persona con diabetes necesita crear un sistema para recordar y/u ocuparse de su tratamiento», dijo ella. «Mi sistema, aunque anticuado, me funciona. Todavía me inyecto insulina cuatro veces al día. Tengo una taza donde guardo la jeringa de prueba y jeringa de insulina usada. Si me interrumpen mientras me hago el tratamiento, con una llamada telefónica por ejemplo, puedo mirar en la taza a ver si ya he tomado la insulina porque soy olvidadiza. Hoy en día, por supuesto, el uso de la bomba de insulina hace que esto sea innecesario para muchas personas, pero siempre hay cosas que se necesitan recordar, así que le recomiendo que desarrolle su propio sistema».
A lo largo de los años, Ham dijo, ella ha notado jeringas cada vez más pequeñas, así como la adición de la prueba de glucosa en la sangre A1C, nuevas formas de insulina, nuevos tratamientos para la enfermedad ocular relacionada con la diabetes y la introducción de medidores digitales de glucosa en la sangre, «los cuales han hecho una tremenda diferencia en el cuidado de la diabetes».
«A pesar del enorme crecimiento de nuestra comprensión de la diabetes y sus complicaciones, somos todavía solo capaces de controlar la enfermedad», expresó Robert Ratner, oficial principal científico y médico de la Asociación Americana de la Diabetes. «Los próximos 50 años deben aclarar los mecanismos por los cuales tanto la diabetes tipo 1 como tipo 2 ocurren, junto con los pasos críticos en los que intervendríamos para prevenir enfermedades. Los tratamientos deben proporcionar un control óptimo de la glucosa y del metabolismo, sin el riesgo de la hipoglicemia, y las complicaciones de la diabetes deberían convertirse en memorias».
La Asociación Americana de la Diabetes lidera la lucha para poner un Alto a la Diabetes® y sus consecuencias mortales y lucha por las personas afectadas por la diabetes. La Asociación financia la investigación para prevenir, curar y controlar la diabetes; presta servicios a cientos de comunidades; brinda información objetiva y fidedigna; y les da una voz a quienes son privados de derechos por causa de la diabetes. Durante los últimos 75 años, nuestra misión ha sido prevenir y curar la diabetes y mejorar las vidas de todas las personas afectadas por la diabetes. Para más información, favor de llamar a la Asociación Americana de la Diabetes al 1-800-DIABETES (800-342-2383) o visite diabetes.org. En ambos se ofrece información en inglés y español.