MIAMI, 24 de noviembre de 2020 /PRNewswire-HISPANIC PR WIRE/ — Ahora, ya cada minuto que pasa es un minuto robado a la vida.
Ayer a las 3:00PM comenzó el 6to día de la huelga de hambre y sed que Luis Manuel Otero Alcántara y Maykel Castillo mantienen desde su humilde casita, convertida en museo, en el barrio de San Isidro, en La Habana Vieja. Ellos exigen la liberación del rapero cubano de 32 años, Denis Solís, quien fuera arrestado, juzgado y condenado, en un lapso de 48 horas, por tener la osadía de ordenarle salir de su casa a un policía que irrumpió sin permiso en su hogar.
Hemos solicitado directamente, y reiteramos nuestro llamado, al Servicio de Acción Exterior de la Unión Europea (quienes se encuentran en pleno proceso de diálogo con la dictadura cubana), a los ministros de la Unión y al Parlamento Europeo, a los gobiernos de las Américas, a la Iglesia Católica y a las Iglesias cristianas en Cuba, a la Cruz Roja Internacional, a la Alta Comisionada de Derechos Humanos de Naciones Unidas Michelle Bachelet, y a Su Santidad el Papa Francisco, para que intervengan ante el gobierno que hay en Cuba en favor de la excarcelación inmediata del rapero Denis Solís y para salvar la vida de los huelguistas.
La encarcelación de Denis Solís es incompatible con la vida de Luis Manuel y de Maykel. Es una cuestión humanitaria básica: las autoridades que hay en Cuba, pueden enviar a Denis Solís a su casa ahora con un cambio de medida. Así pueden evitar la muerte de los jóvenes artistas, mientras se aclara la situación legal de Denis, cuya encarcelación ha estado marcada por obvias faltas al debido proceso.
Los rostros de las 14 personas que, en solidaridad con Denis, desde el pasado 16 de Noviembre se encuentran bajo cerco policial en la casita de San Isidro, se parecen a los rostros de todos los cubanos. Entre ellos hay artistas, académicos, activistas, periodistas, cuentapropistas, científicos. Todos son hijos de una Cuba rota la cual ellos, como tantos cubanos, no se resignan a perder. El cerco que mantiene la policía política ha impedido que representantes de la Iglesia Católica puedan ofrecerles la asistencia religiosa previamente solicitada. El régimen viola así también el derecho de los religiosos cubanos a proteger la vida.
Tampoco han dejado a familiares y amigos pasar suministros a los que no están en huelga de hambre, y han prohibido el paso a todos los representantes del cuerpo diplomático que han querido visitarlos para comprobar el estado de los huelguistas. Sin embargo, en la madrugada del cuarto día de huelga, un agresor a quien la policía política envió y permitió el paso, asaltó a martillazos la puerta de la casita de San Isidro y le rompió una botella en la cabeza al artista plástico Luis Manuel Otero.
La decisión de comenzar una huelga de hambre y sed, asumida por dos del grupo, es expresión de la situación extrema que están viviendo. No solo estos jóvenes víctimas del más brutal acoso y violencia policial, sino toda la sociedad cubana. Una sociedad que se quedó sin opciones vitales. Atravesada por una profunda crisis humanitaria, mientras los padres no tienen ni siquiera la libertad para trabajar honradamente y sacar de la precariedad a sus hijos. Una Cuba sometida por una élite racista y discriminadora, que no tiene nada que ofrecer a las inquietudes y demandas más elementales de sus ciudadanos, excepto la represión y el terror. Un gobierno que desprecia y segrega a los pobres, que son la inmensa mayoría del pueblo, y que hoy está dispuesto a matar a dos de cubanos con tal de mantener preso a otro joven inocente. Depende de todos no permitir este nuevo crimen del castrismo en Cuba.
Un adulto sano puede vivir como mucho cinco (excepcionalmente siete) días sin beber agua en condiciones normales. Los cuerpos de Maykel y Luis Manuel se deterioran galopantemente, las trazas de sangre en su orina advierten inminentes complicaciones renales. Los médicos alertan que el fallo multiorgánico podría sobrevenir en cualquier momento. Se nos acaba el tiempo.
Dejar morir a estos jóvenes cubanos es un crimen horrendo de la dictadura que solo pueden evitar las acciones de la comunidad internacional y las Iglesias, en apoyo a las demandas de tantos y tantos cubanos que exigimos libertad para Denis y vida para Luis Manuel, Maykel y todos los huelguistas de San Isidro.
Libertad y Vida para Cuba.
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FUENTE Fundación para la Democracia Panamericana