DALLAS, 19 de febrero de 2016 /PRNewswire-HISPANIC PR WIRE/ — Más de 915,000 norteamericanos serán diagnosticados con insuficiencia cardíaca este año, según la recién publicada Actualización Estadística de 2016 de la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association).
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La insuficiencia cardíaca, una condición crónica y progresiva en la que el corazón no puede bombear sangre eficientemente para satisfacer las necesidades del organismo, es una de las enfermedades cardíacas más comunes en los Estados Unidos. En los próximos 15 años, se calcula que la cantidad de personas que padecen de ese mal crecerá considerablemente –de 5.7 millones a casi 8 millones para 2030– y los costos del tratamiento aumentarán casi el doble.
Las estadísticas de las minorías son aún más alarmantes. Los estudios muestran que la insuficiencia cardíaca afecta desproporcionadamente a los afroamericanos, con un nivel de incidencias de aproximadamente el doble que en los blancos. Esta población también corre más peligro de desarrollar la condición a una edad más joven y morir de la enfermedad.
Los hispanos tienen el segundo mayor riesgo de desarrollar insuficiencia cardíaca y tienen más probabilidades de ser más jóvenes, tener diabetes o presión arterial alta y tener sobrepeso u obesidad. Los estudios también muestran que los hispanos con insuficiencia cardíaca tienen tasas más altas de hospitalizaciones y readmisiones por insuficiencia cardíaca.
Numerosos estudios señalan índices más altos de factores de riesgo modificables como presión arterial alta, diabetes y obesidad como la razón por la que es más probable que estos grupos padezcan de insuficiencia cardíaca.
La educación es fundamental porque las personas de todas las razas no están conscientes de los síntomas de la insuficiencia cardíaca o de los factores de riesgo. Y es posible que los que sufren la enfermedad no se den cuenta de que la tienen.
«Estas estadísticas destacan la necesidad de que todos los norteamericanos se hagan un chequeo anual, y especialmente que las poblaciones de minorías —que corren un riesgo mayor— empiecen a revisarse la presión arterial en la etapa inicial de la adultez», dijo Mariell Jessup, M.D., ex presidenta de la Asociación Americana del Corazón y cardióloga de la Universidad de Pensilvania en Filadelfia. «La insuficiencia cardíaca se puede prevenir y tratar. Los datos indican que si podemos controlar la presión arterial, podemos evitar la insuficiencia cardíaca, lo cual tiene específicamente el potencial de reducir la incidencia de insuficiencia cardíaca en poblaciones de minorías».
El consejo de Jessup encuentra un eco en las hermanas gemelas Kimberly Ketter y Shaun Rivers, de Richmond, Virginia.
Las hermanas, las dos enfermeras y afroamericanas, ignoraron las primeras señales de aviso y recibieron sus diagnósticos de insuficiencia cardíaca con una semana de diferencia entre ambas, a la edad de 40 años, en 2009. El diagnóstico fue muy sorprendente, porque no tenían los factores de riesgo típicos. Aunque su insuficiencia cardíaca se debió a una condición genética, ahora entienden la importancia de atender las señales de aviso que da el cuerpo, de tener un estilo de vida saludable y de visitar al médico periódicamente.
Se unieron a un equipo recién creado de Embajadores de Pacientes de Insuficiencia Cardíaca de la Asociación Americana del Corazón a través de la iniciativa Rise Above Heart Failure (Supera la Insuficiencia Cardíaca). El grupo se esfuerza por aumentar el grado de conocimiento y de comprensión de la insuficiencia cardíaca, compartiendo experiencias personales y recursos útiles.
Además, Kim y Shaun comparten su historia con la esperanza de salvar la vida de sus compañeros feligreses en la iglesia bautista de Saint Paul, donde dirigen la iniciativa EmPowered To Serve™ de la Asociación Americana del Corazón, que establecieron en la iglesia. EmPowered To Serve es una iniciativa estratégica nacional que se asocia con organizaciones religiosas y otras organizaciones que sirven a poblaciones minoritarias para mejorar la salud en comunidades subatendidas.
«Todo se reduce al acceso al cuidado y a la educación», dijo Rivers, que es enfermera clínica especializada en diabetes avanzada. «Necesitamos dar orientación en escuelas e iglesias, ir a donde está la gente. Hará falta el esfuerzo de muchas personas para producir un cambio en una escala mayor».
Otro consejo sencillo que ofrecen: no ignore las señales de su cuerpo, o de su linaje.
«Muchas personas no hablan de sus preocupaciones sobre la salud, pero es fundamental conocer la historia familiar», dijo Ketter, que es enfermera de práctica avanzada. «Le digo a la gente que haga un árbol geneaIógico. Uno puede estar genéticamente predispuesto a padecer de presión arterial alta, diabetes o enfermedad cardíaca. La educación es un primer paso enorme. Si la gente supiera que están en riesgo, podrían atajar el problema con más antelación».
La Asociación Americana del Corazón lanzó la iniciativa Rise Above Heart Failure el año pasado para incrementar el diálogo sobre la condición, capacitar a los pacientes para que tengan un papel más activo en su cuidado, y alentar pequeños cambios que pueden dar lugar a estilos de vida más saludables y a un mejor control de la enfermedad para que los pacientes no tengan que estar en el hospital. Rise Above Heart Failure es apoyada nacionalmente por Novartis Pharmaceutical Corp.
La Asociación Americana del Corazón/Asociación Americana del Ataque Cerebral (American Heart Association/American Stroke Association) recibe fondos mayormente de individuos. También donan fundaciones y corporaciones, y costean eventos y programas específicos. Se aplican normas estrictas para evitar que estas relaciones influyan el contenido científico de la asociación. Puede ver información financiera de la Asociación Americana del Corazón, incluida una lista de contribuciones de compañías farmacéuticas y fabricantes de equipos, en www.heart.org/corporatefunding.