PRINCETON, Nueva Jersey, 6 de junio de 2017 /PRNewswire-HISPANIC PR WIRE/ — Aunque tal vez no hay un consenso entre los educadores sobre la manera de ayudar a los niños de 3 a 5 años de edad a desarrollar su atención, su memoria funcional y sus habilidades de autocontrol, un nuevo informe de Educational Testing Service (ETS) que sintetiza 15 años de estudios en esta área es un recurso bienvenido para los profesionales e investigadores de la primera infancia en este esfuerzo.
Estas habilidades caen dentro de la categoría más amplia de Funcionamiento Ejecutivo (EF por sus siglas en inglés), y son fundamentales para los resultados académicos y de desarrollo de los niños pequeños. El informe, «Preschoolers’ Executive Function: Importance, Contributors, Research Needs and Assessment Options» (Función ejecutiva de los preescolares; importancia, contribuidores, necesidades de investigación y opciones de evaluación), escrito por Debra J. Ackerman, investigadora del Centro de Investigación y Evaluación de la Primera Infancia de ETS, y por Allison H. Friedman-Krauss, profesora investigadora adjunta en el Instituto Nacional de Investigaciones sobre Educación Inicial, fue publicado por el Centro de Información de Política de ETS.
El campo de la educación inicial está reconociendo cada vez más el papel clave que tienen las habilidades de EF de los niños pequeños, especialmente teniendo en cuenta el continuo énfasis en las normas para extender el acceso de los niños en riesgo a prekindergarten costeado con fondos públicos, escriben las autoras. Además, se está prestando atención a cómo se podría evaluar el EF de una manera válida y confiable en niños de 3, 4 y 5 años. El informe ofrece una visión amplia de este cuerpo de investigaciones.
«El funcionamiento ejecutivo se aplica tanto a adultos como a niños y se refiere a una serie interrelacionada y compleja de procesos cognitivos y conductuales de alto nivel», explica Ackerman. «En los adultos, esto significa la capacidad de prever e iniciar acciones, dirigir y mantener la atención a corto plazo, inhibir una conducta inapropiada, resolver problemas e incorporar respuestas relevantes. En los niños, abarca la capacidad de resistirse a las distracciones, cambiar y mantener la concentración en el maestro o en la tarea que está realizando, y recordar y seguir instrucciones como «levanta la mano» y «espera tu turno».
Los investigadores de educación inicial han estado particularmente interesados en los efectos visibles del EF en niños pequeños con respecto a la regulación de su conducta y a habilidades relacionadas con el aprendizaje. Ackerman y Friedman-Krauss mencionan una creciente base de investigaciones, tanto en los Estados Unidos como en otros países, abarcando a niños de familias de altos ingresos y de bajos ingresos, que ha demostrado la correlación entre control inhibitorio, flexibilidad cognitiva y memoria funcional y conocimientos académicos. Los estudios muestran que esto da lugar a una mejor disposición para la lectura y la escritura, las matemáticas y la escuela.
Su informe también revisa factores que afectan el desarrollo del EF en niños pequeños, como características individuales del niño, factores ambientales y exposición a actividades específicas y currículos de aprendizaje inicial. «Aunque el desarrollo del EF continúa en la adolescencia y los primeros años de la adultez, una considerable base de investigaciones también sugiere que el período de la primera infancia puede representar el crecimiento más notable en habilidades de EF», agrega Friedman-Krauss. «No es extraño que diversos problemas de salud prenatales y de la infancia, como un peso bajo al nacer y el nacimiento prematuro, también contribuyan a un nivel más bajo de habilidades de EF en los niños en edad preescolar».
Otras investigaciones tratadas en el informe observaron factores como la interacción social con los padres o los cuidadores, dar a los niños opciones y estrategias para pensar sobre su conducta en vez de recibir órdenes directas, el impacto de crecer en la pobreza, o sufrir abusos, abandono o violencia, así como un acceso menor a recursos educacionales. Las autoras también revisan estudios sobre los efectos de ver televisión y otros tipos de medios, actividad física durante el día, y juego de roles espontáneo.
Ackerman y Friedman-Krauss también destacan seis ejemplos relevantes para la etapa preescolar de enfoques a las evaluaciones para medir las habilidades de EF en niños. Estos ejemplos son:
- Tarea de cabeza-dedos de los pies-rodillas-hombros – un juego de 5 a 7 minutos en el que se pide a un niño que se toque la cabeza en vez de los dedos de los pies, así como las rodillas en vez de los hombros.
- Escala de Función Ejecutiva de Minnesota – un juego para computadora con pantalla táctil en el cual se pide a los niños que clasifiquen dibujos, primero según el color y después según la forma.
- Batería de cognición de la serie de herramientas de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) para la evaluación de la función neurológica y conductual – Otro programa para computadora que requiere que los niños presten atención a la dirección en la que un pez que recibe un estímulo está apuntando a la vez que ignoran la dirección de los peces a su alrededor, así como que clasifiquen dibujos según su color y su forma.
- Toque de Función Ejecutiva – Tareas de 3 a 7 minutos hechas en computadora, como Working Memory Span, Silly Sounds Stroop, Something’s the Same, Animal Go/No Go y otras.
- Autorregulación Preescolar – nueve tareas basadas en el rendimiento. Cuatro de ellas son Balance Beam, Pencil Tap, Toy Sort y Toy Wrap.
- Escala de Calificación de Conducta del Niño – una medida en papel de 15 puntos, el primero de los cuales se enfoca en la autorregulación en el aula. Está diseñada para captar las perspectivas de los maestros sobre la conducta que exhiben los niños frente a adultos y otros niños en el aula.
«En este informe, revisamos investigaciones sobre las características y las habilidades que caen bajo la categoría más amplia de EF preescolar. Aunque el EF se puede caracterizar de muchas formas, la investigación revisada aquí ha demostrado que sus aspectos interdependientes son fundamentales para apoyar los resultados académicos y de desarrollo de niños pequeños», dice Ackerman. «Más específicamente, el EF no solo es importante para realizar las tareas cotidianas sino que además es una habilidad necesaria para el aprendizaje del lenguaje, la lectura y la escritura, y las matemáticas».
«A su vez, nuestra revisión sugiere que es importante para los formuladores de políticas y para los participantes en la educación inicial estar conscientes de los factores del niño y del ambiente que influyen en el desarrollo del EF. Pero aún hay mucho que aprender sobre las actividades específicas, las intervenciones, los currículos y los enfoques de la instrucción que pueden promover mejor el EF de los preescolares», concluye Friedman-Krauss.
Se pueden obtener copias del informe en la Biblioteca En Línea Wiley en: http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/ets2.12148/epdf
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FUENTE Educational Testing Service