Dispositivos médicos que tratan la obesidad: qué hay que saber

Dispositivos médicos que tratan la obesidad: qué hay que saber



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SILVER SPRING, Maryland, 16 de agosto de 2016 /PRNewswire-HISPANIC PR WIRE/ — In English Si su proveedor médico considera que usted padece sobrepeso u obesidad, no es el único. Más del 68 por ciento de los adultos en los EE. UU. tienen sobrepeso, según las estadísticas federales. Además, se calcula que cerca del 36 por ciento de estas personas son obesas.

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La obesidad está relacionada con muchos problemas médicos, como las enfermedades del corazón, la diabetes y la hipertensión. Dado que la pérdida de peso comienza con una alimentación saludable y el ejercicio, su proveedor médico puede darle recomendaciones sobre los cambios que puede hacer en su estilo de vida que podrían serle útiles.

En general, cuando la dieta y el ejercicio no funcionan, los tratamientos para perder peso pueden incluir medicamentos con receta, intervenciones quirúrgicas invasivas y el uso de dispositivos médicos. Todos ellos tienen riesgos y beneficios.

En los últimos años, los dispositivos médicos aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) han desempeñado una función más importante en el tratamiento de la obesidad. Los beneficios que se obtienen de estos tratamientos pueden ser mayores en el caso de los pacientes que padecen problemas de salud relacionados con la obesidad tales como hipertensión.

Su proveedor médico debe orientarle sobre cuál de las opciones —de haber alguna— puede ser la que más le convenga. Además, si usted es un candidato para recibir alguno de los tratamientos, su proveedor debe ayudarle a entender lo que implica y cómo afectará su estilo de vida.

«En el pasado, las opciones eran dieta y ejercicio, y si eso no funcionaba, cirugía invasiva, incluyendo la cirugía de derivación gástrica y la de balón gástrico», señala el Dr. Jeffrey Cooper, M.S., D.V.M., un jefe de una subdivisión del Centro de Dispositivos y Salud Radiológica de la FDA. «Hoy en día, los dispositivos médicos para el tratamiento de la obesidad exigen hacer cambios en el estilo de vida y conllevan ciertos riesgos, pero su implantación puede ser menos invasiva».

¿Cómo se mide la obesidad?

La obesidad suele medirse calculando el índice de masa corporal (IMC), el cual tiene en cuenta la talla y el peso de una persona. Un IMC fuera del intervalo que se considera sano puede encontrarse dentro de una de dos categorías: sobrepeso u obesidad. Un IMC entre 25 y 29.99 se considera sobrepeso; un IMC superior a 30 se considera obesidad. (¿No conoce el suyo? Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) ofrecen una calculadora del IMC.) 

Si bien el IMC es una herramienta ampliamente utilizada, no es perfecta. «Hay ocasiones en las que el IMC no es la medida correcta. Por ejemplo, el tejido muscular es más pesado que el adiposo, por lo que el IMC de un deportista puede ser elevado, aun cuando su cuerpo tiene un bajo nivel de grasa», señala Cooper. «No obstante, por el momento, el IMC es un indicador muy bueno, fácilmente accesible e indirecto del exceso de grasa en la mayoría de las personas».

Los dispositivos médicos aprobados por la FDA que se comercializan actualmente para tratar la obesidad están indicados para los pacientes obesos, si bien los requisitos específicos en cuanto al IMC varían en función del dispositivo.

¿Qué dispositivos ha aprobado la FDA para tratar la obesidad?

La FDA regula los dispositivos médicos en los Estados Unidos y evalúa su seguridad y eficacia antes de que puedan comercializarse. Algunos de los dispositivos médicos aprobados por la FDA que se implantan en las personas pueden extraerse o ajustarse. No obstante, los dispositivos, al igual que otros tratamientos médicos, conllevan riesgos, señala la Dra. Martha Betz, Ph.D., una evaluadora de dispositivos médicos de la FDA.

En la actualidad, hay cuatro tipos de dispositivos aprobados para tratar la obesidad en ciertos pacientes adultos a partir de 18 años de edad: bandas gástricas, un sistema de estimulación eléctrica, balones gástricos y un sistema de vaciado gástrico. Un proveedor médico debe supervisar a los pacientes que han recibido estos dispositivos.

Los dispositivos conllevan distintos riesgos, pero estos pueden incluir nauseas o vómitos, hemorragias e infecciones. Algunos de los pacientes que reciben tratamiento y que hacen cambios en su estilo de vida (como incrementar su actividad física y mejorar su alimentación) pueden seguir siendo incapaces de perder o mantener su peso.

Bandas gástricas

Estas bandas se implantan quirúrgicamente alrededor del estómago. Limitan la cantidad de alimentos que una persona puede comer en un momento dado y aumentan el tiempo necesario para hacer la digestión, lo que les ayuda a comer menos.

Sistema de estimulación eléctrica

Este sistema se implanta quirúrgicamente en el abdomen para bloquear la actividad nerviosa entre el cerebro y el estómago. Incluye electrodos en los nervios, cables de alimentación y un generador de pulsos eléctricos recargable que envía señales eléctricas a los electrodos. Los controladores externos permiten que el paciente cargue el dispositivo y que los profesionales médicos lo configuren. (El proceso de estimulación eléctrica se entiende bien, pero las razones exactas de por qué esto ayuda a perder peso se desconocen.)

Balones gástricos

Estos dispositivos provisionales incluyen uno o dos balones que ocupan espacio en el estómago. Se implantan mediante un endoscopio (un tubo largo y flexible con una luz y una pequeña cámara en su extremo). Posteriormente, se llenan con agua salida y se sellan. Los balones deben extraerse a los seis meses.

Sistema de vaciado gástrico

Este sistema aprobado recientemente consta de un tubo que se implanta en el estómago mediante un endoscopio y una válvula situada en la piel del abdomen. Su uso no está aprobado en algunos pacientes, incluidos aquellos que padecen un trastorno de la conducta alimentaria como la bulimia. Se usa para vaciar una parte del contenido del estómago en un recipiente unos 20 o 30 minutos después de comer. Un proveedor médico debe ir acortándolo a medida que los pacientes pierden peso (y cintura) para que la válvula permanezca a ras de la piel. Entre otros cambios que deben hacer en su estilo de vida, las personas que reciben este dispositivo deben masticar minuciosamente todos los alimentos, y es posible que el dispositivo deba extraerse una vez que alcanzan su objetivo de peso.

¿Qué más debe saber y cómo puede informar de los problemas que tenga con los dispositivos?

«Si usted es un candidato para recibir uno de estos dispositivos, la FDA le recomienda leer toda la documentación dirigida a los pacientes», indica Cooper. «Los pacientes deben hablar de los beneficios y los riesgos de las distintas opciones de tratamiento con sus proveedores médicos para que puedan tomar las mejores decisiones sobre su tratamiento».

Por ejemplo, algunos dispositivos —incluidas las bandas gástricas y los balones— requieren que los pacientes coman mucho menos de una vez (si los pacientes comen mucho, pueden enfermar).

El sistema de vaciado gástrico requiere acudir a consultas médicas frecuentes para que el proveedor supervise el dispositivo y ofrezca recomendaciones sobre el estilo de vida. Los proveedores médicos también deben supervisar a los pacientes para detectar la aparición de trastornos de la conducta alimentaria. Si se presenta alguno, podría ser necesaria la extracción del dispositivo.

«Las personas deben pensar en si están dispuestas a hacer los cambios necesarios en su estilo de vida», señala Cooper.

Por último, si sufre alguna lesión al usar un dispositivo regulado por la FDA —o si el dispositivo funciona incorrectamente—, la agencia le insta a comunicarlo voluntariamente por teléfono en el 1-800-FDA-1088 o a través de Internet, en MedWatch, el Programa de Información de Seguridad y Denuncia de Efectos Adversos de la FDA.

Este artículo está disponible en la página de Artículos para el Consumidor de la FDA, en la cual se publican las últimas novedades sobre todos los productos regulados por la FDA.

Información al consumidor: 888-INFO-FDA

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